viernes, 12 de diciembre de 2014
Opinion
Me llamó la atención la relación entre el profesor y el alumno cuando leí la obra de teatro. Simpatizamos tanto con el profesor como con el alumno. Se nos ofrecen ambos puntos de vista. Normalmente, los alumnos aprenden del profesor, pero en este caso, el aprendizaje va en ambas direcciones. Las idas y venidas entre la realidad y la escritura se prestan a divertidas reflexiones acerca de la narrativa y de la imaginación. Son cuestiones algo teóricas que cobran vida en la obra. La relación entre Germain y Claude representa la asociación simbólica necesaria para cualquier esfuerzo creativo: el editor y el escritor, el productor y el realizador, incluso el lector y el autor, o el público y el director. Al leer la obra, vi la oportunidad de hablar indirectamente de mi trabajo, del cine, de la inspiración y de sus fuentes, de lo que significa crear y ser espectador.
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